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Adiós Mario.

Aquel escritor que
llenaba los minutos
con razones para respirar,
ha caído pesado como juicio
entre aquellas treguas
que hacía con las letras.

Un táctico,
estratega de primera.

Hagamos un trato
y codo a codo esta noche,
adiós digamos a Benedetti,
el poeta.



Hoy se ha ido hacia otro lugar posiblemente porque se cansó de esperar a los indómitos que huyen, de soñar sueños en los que todo se concluye.

RIP


Comentarios

Amiguiz dijo…
Descanse en paz :(
Anónimo dijo…
Te juro que me siento triste.
Vil Clinton dijo…
Buenos recuerdos!
Sus palabras lo guiaron a ese lugar de paz.
:)
holaaa isidruuuuuu
y dice don mario "ahora que me entierren, no se olviden de mi bolígrafo".
Desde ese su viento del exilo, nos implora a no quedarnos inmóviles al borde del camino; en fin, y ahora lo sabe bien: "la muerte es una traición de dios..."
Flakicienta dijo…
Amo tmabien ese poema!!!!



:)
pero sus letras quedaran!


alfin puedo subir algo, y pues en medio de esta triste noticia, ahora mi mente es la seca!
un saludo jovenazo!
No se cansó, por que en cada escrito hacía lo que el quería.


Se cansó tal vez de vivir en plenitud y hacer a su gusto lo que más quizo y eso era escribir.

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Media hora

Cuento publicado en la revista literaria Gargantúa de la Universidad del Claustro de Sor Juana.  Descargar pdf, aquí.   Enlace para ver la revista completa: https://www.academia.edu/33988355/Revista_literaria_Gargant%C3%BAa_ Portada: 

Ella fue...

A la efímera vida la muerte cobra venganza por la crueldad de la tierra, se lleva almas sumisas, se lleva vidas enteras. Mala suerte en general: el vacío que genera, el amargo llanto de la realidad sin opción a cambios. Un sumando para la soledad. Nostalgia absoluta sobre un pasado que tan vivo presente fue, animación final, sonrisas de plomo que caen al profundo océano de lágrimas. Se llamaba Mina por el personaje de Drácula. Nariz oscura y orejas prolongadas, en la escala tonal del dorado, la nobleza corriendo, las sonrisas mordiendo, las piedras del camino comiendo, la complicidad en su mirada, sus palabras mudas. Porte de cazadora, elegancia natural y compañera habitual. Se ha ido víctima de la incomprensión de las sombras, de la envidia por una vida sencilla y sin complejos, ya no habrá quien me robe galletas con sonrisas. Ya nadie correrá hacia mí cuando llegue a casa en esas horas malditas de la madrugada. Ya no habrá suspiros sabios de aquel ser que descansaba