El círculo de fuego se conjuga con los últimos rayos que el sol deja asomar. Los grillos gimen en las sombras del pasto y el viento tibio recorre de sur a norte. Son remolinos inciertos, sangre helada que cae en cada gota de lluvia. Los de arriba, los de abajo y los de en medio transitamos juntos, unos más vivos que otros, unos más sabios que otros, pero todos juntos, entre lo físico y lo etéreo. No hay idiomas para comunicarse, solo percepciones, sólo oscuridad y luz. Tanta luz que ciega.
Cuentos, minificciones y poco más