El círculo de fuego se conjuga con los últimos rayos que el sol deja
asomar. Los grillos gimen en las sombras del pasto y el viento tibio
recorre de sur a norte. Son remolinos inciertos, sangre helada que cae
en cada gota de lluvia.
Los de arriba, los de abajo y los de en medio
transitamos juntos, unos más vivos que otros, unos más sabios que otros,
pero todos juntos, entre lo físico y lo etéreo. No hay idiomas para
comunicarse, solo percepciones, sólo oscuridad y luz.
Comentarios
Un beso caballero, seguimos en contacto cierto?, con blog o sin blog, yo me sigo pasando a leerte.
Un abrazo, Isidro.
Saludos!