El silencio se escurre como aquel río antes de ser cascada. Las palabras se hunden, los cuadrados resultan perfectos y los círculos, viciosos.
La turbulencia acecha como serpiente tras un arbusto. El perfume de ayer persiste en el aire. Ideas minusválidas intentan apretar el paso.
Y para disipar la bruma basta con un soplo de aire fresco, con un punto de luz que se burle de la oscuridad.
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