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Imperfecto

Este espacio con tonos grises envuelve a ciertas palabras que se resisten ante la muerte. La lluvia cruel despierta nostalgias marchitas, hace germinar lo que en las entrañas del olvido se escondía.

Los personajes de cuentos buscan escondite, las ficciones resultan ser máscaras de celofán que arden ante el bullicio: voces sordas, sentimientos circulares, cánticos con arritmia, segundos que se extienden, dagas sobre la espalda. Todo se desordena. 

Vacías las tazas, solo queda el sedimento del café con sus turbulencias y melancolías: lecturas que adivinan el pretérito imperfecto y cruel.


Las imágenes se velan, como a los fantasmas.

Comentarios

Rodolfo Escobar dijo…
Sentí nostalgia y me di una vuelta por blogsdemexico.com. Creí que no encontraría un blog que aún se resistiera a morir. Valió la peña la búsqueda.

Saludos.

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Media hora

Cuento publicado en la revista literaria Gargantúa de la Universidad del Claustro de Sor Juana.  Descargar pdf, aquí.   Enlace para ver la revista completa: https://www.academia.edu/33988355/Revista_literaria_Gargant%C3%BAa_ Portada: 

Ella fue...

A la efímera vida la muerte cobra venganza por la crueldad de la tierra, se lleva almas sumisas, se lleva vidas enteras. Mala suerte en general: el vacío que genera, el amargo llanto de la realidad sin opción a cambios. Un sumando para la soledad. Nostalgia absoluta sobre un pasado que tan vivo presente fue, animación final, sonrisas de plomo que caen al profundo océano de lágrimas. Se llamaba Mina por el personaje de Drácula. Nariz oscura y orejas prolongadas, en la escala tonal del dorado, la nobleza corriendo, las sonrisas mordiendo, las piedras del camino comiendo, la complicidad en su mirada, sus palabras mudas. Porte de cazadora, elegancia natural y compañera habitual. Se ha ido víctima de la incomprensión de las sombras, de la envidia por una vida sencilla y sin complejos, ya no habrá quien me robe galletas con sonrisas. Ya nadie correrá hacia mí cuando llegue a casa en esas horas malditas de la madrugada. Ya no habrá suspiros sabios de aquel ser que descansaba