El mar se ha convertido en un rompecabezas, en un crucigrama que esconde palabras y términos médicos. Las sirenas se asoman bajo la tenue luna, y aunque los tiempos son bélicos, los versos y las nubes de algodón siguen flotando a través del cielo y se consumen con el fuego fatuo de las pupilas etéreas. La lejanía parece adherir más los pensamientos con la glucosa y el holograma del ayer pareciera palpable. El ancho del horizonte se adelgaza y se agranda, las promesas y asuntos pendientes se cuelgan del calendario, y así los días transcurren sin conocer a ciencia cierta su dirección, ni su intención.
Cuentos, minificciones y poco más