Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de 2010

Prohibición.

La inhibición se oculta bajo los guantes de lana que cubren sus cálidas manos. Las penas mueren a pisotones de las sombras que poco a poco se adueñan de la noche. El silencio de las alas que aún no despegan sugieren una breve mirada, prohibida y que incita. El juego comienza: los cristales del cielo provocan un incendio entre los adjetivos que se transfieren de una boca a la otra.  Las revoluciones del reloj se incrementan, las mentiras nublan el cielo. Una verdad se precipita en llovizna, en aire fresco, en la humedad que se palpa.  Los versos se murmuran al exhalar dióxido de carbono. Las ganas aumentan. Sin embargo, ya es tarde y todo se guarda en la cartera, junto a las fotos del ayer. Se guarda todo para después.

Licuado

Las ideas dan vueltas en la licuadora mental. Se sabe el paradero al que hay que llegar y sin embargo hay muchas esquinas donde las palabras suben y bajan dejando en un desorden total los asientos del pensamiento. Las flores crecen y dejan caer frutos extraños, con figuras y colores inéditos, la cosecha será difícil. Se siembra más incertidumbre en los campos de la razón.  No se sabe bien qué hacer ni qué decir. Se navega entre tierra erosionada, las áridas verdades queman la ilusión y el ilógico futuro duerme sobre una hamaca de papel.  Como pájaro con alas heridas al querer volar, se logran tan solo unos brincos, se consigue avanzar tan unos centímetros hacia adelante, sobre la horizontal. Nada en la vertical..

Ofrenda

La atmósfera naranja mece las flamas y un aroma del ayer surge bajo la tierra fría. Entre sombras, un destello se refracta en los vasos con agua, se ven pálidos los colores del arcoiris. Las flores de los antepasados perfuman los huesos etéreos, la caña, el vino, el amor al pretérito. Las fotos amarillentas tienen un leve movimiento interno, mientras que las frutas se mueren en la noche.  La densidad del aire aumenta y se percibe movimiento. Un estremecimiento recorre cada vértebra. Se sienten respiraciones a nuestras espaldas, desde el abismo, en la niebla mental. Es entonces cuando sabemos que desde algún lejano lugar la ofrenda ha sido recibida.

Confieso que...

Qué bien sería ser como Ricardo Neftali Reyes. Viajar con el vaivén del mundo con la inspiración a flor de piel, dejarse llevar por el amor y renacer con la humanidad. Llevar siempre al país que te vio nacer en el corazón, coleccionar caracoles de diversas aguas que al mundo bañan, tener versos bajo la capa. De mascota quizá un cordero o una marmota. Qué bien sería darse cuenta del verdadero poder de las palabras, la buena palabra, que todo y que nada. Qué bien sería ser un omnívoro de sentimientos, un poeta íntegro, amar al amor. A los lectores lejanos anhelar. Dejarse perder entre desconocidos para que de pronto recojan lo nuestro de la calle, de las hojas muertas, de la arena del mar. Qué bien sería tener una vida hecha de todas las vidas, qué bien sería ser como un tal Pablo Neruda.

Escalofrío

Las nubes se conjugan en colores grises, anuncian tormenta e inundan la ciudad con olor a humedad. La realidad loca firma factura de las mentiras causadas por la cruel tempestad, el eclipse de ideas se alimenta de miedos y tinieblas.  El frío inoportuno estremece la piel y la oscuridad se mezcla con lo que existe pero que no se ve.  Hay ruidos tras la escalera, una sombra en la madera, gritos agudos que taladran los dientes de las bocas enmudecidas. Los labios se amarran al silencio ensordecedor que se antepone a la aurora.  Un idioma ajeno espía nuestras palabras y ensucia la pantomima del arte corporal, al mismo tiempo que se imaginan situaciones turbulentas que acentúan la ansiedad.  Al final, las velas se apagan con el viento, las miradas invisibles se esfuman, el vaso de agua se consume, las trompetas celestiales suenan en el claro del alba y se disipa todo, y todo vuelve a ser como antes fue. Una vez más.

Ella fue...

A la efímera vida la muerte cobra venganza por la crueldad de la tierra, se lleva almas sumisas, se lleva vidas enteras. Mala suerte en general: el vacío que genera, el amargo llanto de la realidad sin opción a cambios. Un sumando para la soledad. Nostalgia absoluta sobre un pasado que tan vivo presente fue, animación final, sonrisas de plomo que caen al profundo océano de lágrimas. Se llamaba Mina por el personaje de Drácula. Nariz oscura y orejas prolongadas, en la escala tonal del dorado, la nobleza corriendo, las sonrisas mordiendo, las piedras del camino comiendo, la complicidad en su mirada, sus palabras mudas. Porte de cazadora, elegancia natural y compañera habitual. Se ha ido víctima de la incomprensión de las sombras, de la envidia por una vida sencilla y sin complejos, ya no habrá quien me robe galletas con sonrisas. Ya nadie correrá hacia mí cuando llegue a casa en esas horas malditas de la madrugada. Ya no habrá suspiros sabios de aquel ser que descansaba